Vuestro menor hermano, Juan de Dios
A todos los Hermanos y Colaboradores, miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios
Con motivo de la fiesta de San Juan de Dios, nuestro Fundador, os envío mi felicitación y mis mejores deseos para que todos celebremos con mucha alegría la solemnidad de nuestro Patrono.
En esta primera parte del año estamos celebrando los Capítulos Provinciales en toda la Orden, de hecho ya se han realizado una buena parte de ellos. En esta ocasión y en línea con lo que venimos impulsando desde el Gobierno General en los últimos años, el tema central para los Capítulos es: El futuro de la hospitalidad en la Provincia. Se trata de hacer un necesario proceso de discernimiento mirando el presente y el futuro para seguir siendo fieles al Señor y a la Iglesia, al carisma y a la misión de la Orden, a los pobres, enfermos y necesitados de nuestro mundo, que son los destinatarios de nuestra misión. Se trata de un desafío que tendrá su momento culminante el próximo año durante el Capítulo General.
En este sentido valoro la audacia de algunas Provincias para iniciar este proceso de discernimiento y los pasos que han dado. En concreto destaco las Provincias de España y las de América Latina, quienes después de tres años de trabajo han decidido en los Capítulos, realizar una sola Provincia para España y otra para toda Latinoamérica, para lo cual se han dado dos años aproximadamente para preparar las nuevas Provincias, momento en el que serán constituidas canónicamente. Todo con el único fin de ser fieles al legado nuestro Fundador.
San Juan de Dios es para toda la Familia Hospitalaria, nuestro Inspirador. En sus escritos, biografías y otros documentos y sobre todo en su vida, encontramos muchas experiencias que inspiran nuestra propia vida y la de quiénes se acercan a él.
Deseo fijarme, aunque sea muy brevemente en esta ocasión, en una expresión suya con la que finaliza sus cartas: Vuestro menor hermano, Juan de Dios. Me llama la atención. No es solo una frase hecha. A veces añade a menor el término desobediente. Expresa una vivencia profunda de humildad ante Dios y ante los hombres, propia de quien ha experimentado el amor de Dios y su misericordia. Solo quien vive así, descubre la grandeza del amor de Dios y la pequeñez del ser humano, se siente humilde ante Él y ante los demás, con quienes se compromete a amarles y se pone a su servicio.
Si, es una experiencia humana y espiritual de primer orden, que resalto en San Juan de Dios y que invito a todos a seguir, al menos a crecer en ella. La humildad verdadera nace de ahí. Cuando es verdadera está poniendo los fundamentos para construir una vida llena de sentido al servicio de Dios y de los demás, especialmente los más frágiles y necesitados.
La humildad no solo es una virtud humana y evangélica fundamental a nivel personal, lo es también a nivel eclesial e institucional, en nuestro caso, a nivel de nuestra Orden y de nuestra Familia. La tentación de la grandeza, la apariencia y la fortaleza están siempre presentes en los seres humanos y en las instituciones. Es la tentación de querer ser grandes, fuertes y de un gran reconocimiento social. Pero no debe ser esa nuestra preocupación y debemos estar muy atentos a no caer en esa tentación, que en realidad muchas veces no es real, sino un deseo cegado que no coincide con la realidad.
Así debe ser también entre nosotros. No somos grandes ni fuertes, si tenemos algún reconocimiento por el testimonio de muchos Hermanos y Colaboradores, lo hemos de vivir como parte de lo que tenemos que hacer, sin más méritos. En ocasiones también hemos de ser humildes para reconocer que nuestros fallos y debilidades y pedir perdón por ello. Forma parte de la humildad que nos enseña San Juan de Dios, nuestro hermano menor. También cada uno de nosotros debemos ser para los demás vuestro hermano menor.
Estoy seguro que si crecemos en esta virtud será mucho más claro el futuro para cada uno de los que formamos parte de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios, porque la humildad es el fundamento de la caridad y de la hospitalidad. Ahí tenemos el ejemplo de nuestro Fundador.
Como es habitual en estas fechas deseo informar a toda nuestra Familia Hospitalaria del resultado de la campaña del año 2017 para el proyecto de “Apoyo a la reinserción y mejora de la calidad asistencial del Albergue San Juan de Dios de Quito”en Ecuador. El total recibido ha sido de 410.708,73 euros, fruto de la solidaridad de todos, por lo que una vez más os doy mi más sincero agradecimiento.
Al mismo tiempo os comunico que la campaña del presente año 2018 será para el proyecto “Akassato (Cotonou), de la Vice-Provincia de San Riccardo Pampuri (Benin-Togo)”. Se trata de un centro asistencial poliambulatorio y centro de rehabilitación con ozonoterapia. Agradezco vuestra generosidad y os pido que apoyemos esta causa, con el fin de seguir fortalenciendo el servicio a las personas enfermas, pobres y necesitadas de esta parte de África.
Feliz fiesta de San Juan de Dios para todos. Que la invitación de San Juan de Dios a la humildad nos estimule a crecer como Familia de San Juan de Dios y a dedicarnos radicalmente al servicio de los más pequeños y vulnerables de nuestra sociedad, haciendo presente el amor de Dios a través de la hospitalidad según el estilo que vivió y contagio nuestro fundador.
Unidos en el Señor y en San Juan de Dios, recibid un abrazo fraterno
Hno. Jesús Etayo
Superior General